Cada vez es mayor el interés existente por la calefacción a través del suelo radiante frente al gas natural. La creencia de que únicamente se pueden instalar en las casas de lujo es un mito que queremos desterrar.
Si deseas conocer con exactitud cómo funciona y cuáles son las características principales de su uso en los hogares, esto te interesa.
¿Cómo funciona?
Es un sistema de tuberías de fácil instalación a través de las que circula agua y que se colocan debajo del pavimento seleccionado para cubrir el suelo de tu hogar. Los tubos son flexibles y el agua se calienta previamente antes de iniciar el recorrido, ya que el sistema está indicado para calefactar. También puede circular agua fría, de forma que se climatiza el hogar en las temporadas estivales de más calor.
¿Qué tipo de pavimento es el más adecuado?
Este sistema de calefacción es compatible con infinidad de materiales, pero, sobre todo, es eficaz en aquellos acabados que posean algún tipo de inercia térmica como, por ejemplo, la cerámica o la madera. En el caso de la madera es preciso que no sea propensa a dilataciones para evitar deformaciones del material.
Los materiales de construcción húmedos tienen un menor efecto aislante y conviene limitar la humedad en el aire durante las estaciones frías a un máximo de un 60%.
Ante la creciente sensibilidad actual hacia lo ecofriendly es necesario comentar que como el agua suele circular a la misma temperatura que en los radiadores, es decir, entre 30 y 40 ºC, el comportamiento medioambiental dependerá exclusivamente de la caldera que tengas.
Por tanto, a la hora de escoger calderas, decántate por aquellas que tengan un sello de alta eficiencia, ya que esto garantiza que el sistema de calefacción sea limpio.
Al ser un sistema eficiente, eso permite que pueda resultar más económico que otras opciones a la hora de calentar una vivienda, como por ejemplo la instalación de gas.
Cuando el aire se calienta tiende a ascender. Por tanto, si la zona caliente es el suelo se calienta toda la superficie de forma más eficaz que con otro sistema de calefacción.
Además de las temperaturas oscilantes entre los 20 ºC y 25 ºC, también es importante controlar el gradiente térmico vertical, es decir, que entre los pies y la cabeza no haya una diferencia de temperatura superior a 3 grados Kelvin.
Los movimientos que oscilan entre 0.1 m/s y 0.2 m/s son tan agradables como deseables. Si los movimientos de aire enfrían el cuerpo más de lo necesario, hablamos de corrientes. Esto representa en términos de confort térmico un serio problema en los edificios.
En definitiva, el suelo radiante es especialmente eficaz en acabados como la cerámica o la madera por su inercia térmica, lo que lo hace perfectamente accesible para la mayoría de los hogares.