Una instalación de gas debe mantenerse actualizada para cumplir con las políticas del momento. Este es el caso de la calefacción central, un sistema cuyo funcionamiento debe regirse por criterios de eficiencia energética y ahorro. Sin embargo, España aún no se adapta totalmente a las normas europeas, por lo que conviene que conozcas en detalle la situación.
Calderas tradicionales frente a la eficiencia energética
En los sistemas de calefacción central existen una o varias calderas que abastecen a todo un edificio. Así, los vecinos se benefician de esta instalación comunitaria y se simplifica enormemente su funcionamiento, aunque no todo son ventajas con este tipo de calefacción.
Debes saber que lo normal es que se dé un reparto deficiente de la energía y que se produzca un descontrol en los costes. Quizás un inquilino consuma poca energía, pero otro despilfarre tanto como dos o tres de sus vecinos. Ante esta situación, la Unión Europea trata de frenar este uso tan irresponsable de la energía en todo el espacio comunitario.
En la actualidad, es indispensable controlar el gasto energético, ya que, de no hacerlo, se contribuirá a acelerar el cambio climático. Así, la Unión Europea apuesta por el uso de contadores individuales o repartidores de gastos en los sistemas de calefacción central. Estos permiten regular el consumo de cada inquilino y evitan el despilfarro de unos, haciéndoles pagar en consecuencia a su actividad.
Estos dispositivos miden el consumo individual y hacen que cada persona pague en función de su consumo. Sin embargo, en toda España solo existen 150.000, los cuales no son suficientes para cubrir a todos los usuarios de calefacción central del país. De hecho, la Unión ha denunciado al país por llevar un retraso de cinco años en la aplicación de la Directiva 2012/27 /UE, de eficiencia energética.
Una solución necesaria
Pese a la necesidad de transponer la directiva europea, la incertidumbre de la política española mantiene un parón en su aplicación. Existe un proyecto de Real Decreto, pero aún quedan flecos sueltos para conseguir su conveniente desarrollo y aprobación. Sin embargo, contar con contadores individuales o repartidores de costes contribuye al ahorro energético y monetario de las comunidades de vecinos.
Es posible conseguir un 20 % de ahorro; en especial, si se añaden otras medidas como válvulas termostáticas inteligentes. Estos dispositivos controlan el consumo y actúan en consecuencia ante cualquier situación anómala. Así, las asociaciones de vecinos que cuentan con este sistema de calefacción se verán más beneficiados que perjudicadas, aunque aún queda por añadir a la ecuación la voluntad política.
Además, también permitiría facilitar una revisión de la caldera y, junto a un control racional del aire acondicionado, los inquilinos de estos edificios conseguirán un uso más eficiente de la energía y actuarán de manera consecuente de las necesidades sociales.
En definitiva, una instalación de gas debe adaptarse a las necesidades del presente. Es muy probable que en el futuro cercano se apruebe esta regulación, por lo que debes estar preparado. Además, si cuentas con una instalación de aerotermia, minimizarás tu consumo.
